lunes, 16 de diciembre de 2013

Mis primeros treinta dias sin ella.




Han pasado treinta días desde que Carmesita no está.

No recuerdo, como es lógico, los primeros treita dis de mi vida; pero tienen algo en común con estos útimos treita días que terminan hoy: el aprendizaje del día a día de una manera incosciente.
Asi que trataré de reorganizar mis conscientes en esta etapa, para continuar mi misión  sin ella.

El mi mano izquierda, que es la que está más cercana a los sentimientos, llevaré su recuerdo y el homenaje que ella merece; y con mi mano derecha tomaré mi estandarte para seguir tratando de llevarlo a su destino.

La comunicación con sus familiares, asi como la de sus amistades con ella, siempre tuvieron prioridad entre sus constantes actividades.

Es por eso que este blog nos dará la oportunidad de estar constantemente en comunicación con su recuerdo; rindiendo un merecido homenaje a su dedicación por su vocación por las comunicaciones.

Gracias, Seños, por habernos regalado a Carmesita dandonos la oportunidad de comunicarnos con ella.
Ahora te pedimos que nos permita recordarla siempre en su manera comunicativa como fué uno de sus deseos. En el nombre de Cristo Jesús. Amen.

sábado, 7 de diciembre de 2013

domingo, 24 de noviembre de 2013

CARMESITA

Estoy testimoniando ante ustedes la triste experiencia que estoy viviendo en estos días.
Carmesita, mi esposa, fue separada en cuerpo y alma, el pasado sábado 16 de Noviembre de 2013 a las 19.17 horas standard del este en los Estados Unidos de América.

Al separarse el alma del cuerpo, la persona humana ya no es. ...mas ha pasado de muerte a vida. Por creer, obedecer y tener fe. Jn 5:24, Jn3:16, He 5:8 y Ro 1:4-5.

Experimenté el contraste entre la tristeza de perder a mi compañera terrenal, mi esposa, mi amiga, mi consejera, mi asesora en las toma de decisiones frente a las numerosas dudas que tenemos que enfrentar en la convivencia humana, y el alivio que me fue concedido al aceptar la voluntad del Señor, separando el alma de su cuerpo doliente y deteriorado por su penosa y larga enfermedad.

"Nada acontece por casualidad", siempre me dijo. Y ahora lo entiendo mejor. Los acontecimientos la elevaron a niveles superiores de espiritualidad. Y a mi me enseñaron a aceptar la voluntad de nuestro Señor, para seguir la obediencia en la misión terrenal que me queda por concluir. La que será apoyada por sus oraciones: "...en el nombre de Cristo Jesús. Amen".